Jesús Vergara, de lavaplatos a chef ejecutivo del Hilton Bucarest

Jesús Vergara, Puerto Ordaz, Venezuela

Jesús Vergara, chef ejecutivo del Athenee Palace Hilton Bucharest en Rumanía, empezó en el mundo de la cocina desde muy pequeño, en sus propias palabras “viendo”, y afirma: “Esa es la primera gran escuela de todo chef, ver a miembros de la familia cocinar, en mi caso a mi mamá (lomito Strogonoff, queso de bola relleno, polenta caraqueña), papá (pizza y minestrone), abuela (langosta con mayonesa casera y hallacas), tío (bullabesa), y hermana (tortas y bizcochuelos)”.

Crecer en ese ambiente de buenos platos y mejores sabores lo llevó a buscar -desde los 15 años- “un nicho entre ellos, empecé probando recetas de un libro de Brillat Savarin heredado de Carlos Otero Silva, padrino de mi mamá, un gourmet empedernido que fomentó el gusto por la gastronomía en la familia de mi madre. De allí hice recetas de salsas tradicionales francesas”.

Los recuerdos de la comida de su infancia acompañan a Jesús Vergara, y no solo los de casa, también los de la brillante escena gastronómica que marcó la mesa pública en Puerto Ordaz, Venezuela desde los 70.

Completa su menú de memorias con “las cachapas de la carretera a la playa, las conservitas de coco y papelón de Venezuela. Los pomagás en almíbar y el merey pasao en la casa de mis primos en Puerto Ordaz” y termina citando a John Locke a “todos estos recuerdos son el mobiliario de esa habitación vacía interna con la que venimos al mundo”.

Hacia 1985, la única escuela de cocina en Venezuela era el INCE, y el joven Conde escogió estudiar ingeniería en la Universidad Central de Puerto Ordaz, “forzado, como buen heredero de la responsabilidad de la clase media de ser un “profesional”, a seleccionar alguna carrera del repertorio universitario.

Poco tiempo funcionó la aspiración de ser ingeniero, y se encontró con sus primeros escarceos en una cocina de la mano de Magdalena Salavarría en la casa de Armando Scannone, “cocinando por un año todas las recetas del libro rojo”.

Luego vendrán los meses de aprendizaje con José Rafael Lovera en lo que llegaría a ser el CEGA compartiendo, entre otros, con Néstor Acuña y Edgar Leal.

El mítico y recordado Member´s Club de la Castellana, con el chef Patrick Dwyer será el lugar -en 1988- donde Jesús Vergara conocerá los fragores y presión de una cocina pública.

“Tuve la fortuna, gracias a una cena que preparé para una delegación de Slow Food en Venezuela, de que me aceptaran como pasante en los cinco mejores restaurantes de Italia en aquella época”. La internacionalización comenzaba.

Tras varios años al frente de cocinas de gran reputación en Puerto Ordaz, el cocinero decide hacer maletas y buscar nuevos rumbos, así en el año 1994 se marcha a Inglaterra.

“Consideré, junto con mi esposa, que la delincuencia era un riesgo que no queríamos para nosotros ni nuestros futuros hijos, que las oportunidades de lograr la satisfacción profesional estaban limitadas a un pequeño grupo de la sociedad, y también, en sentido positivo, la curiosidad natural de viajar, ejercer la profesión en otras tierras. Había algo también de auto-reto, de auto-golpe, lograr triunfar en la profesión sin ninguna ayuda o palanca”, continúa.

“Empezar de cero, siendo anónimo en un país desconocido y lograrlo todo por talento propio”.

Jesús Vergara explica que todos los recuerdos gustativos, acumulados desde la infancia, establecen el paladar, que es siempre útil en su profesión, y añade: “de cocina nunca se deja de aprender por dos motivos: la primera es que es como un instrumento musical, siempre hay maneras de interpretar una partitura de una manera diferente, expresando algo diferente, y la otra es que se van entendiendo los ingredientes y los procesos técnicos cada vez mejor, una depuración”.

“En cocina hay constantes innovaciones tecnológicas que modifican y cuestionan lo que hacemos. También uno aprende un sinfín de destrezas que acompañan a la profesión, desde conocimientos gerenciales, de finanzas, de psicología, hasta la destreza de gerenciarse a uno mismo, quizás la más difícil de todas”, dice Jesús Vergara.

“He trabajado y vivido en Dartmouth, Inglaterra desde 1994 hasta el 2000, luego en Londres hasta el 2005, Estambul hasta el 2007, Amsterdam hasta el 2016 y ahora Bucarest”, donde lidera una brigada de 30 cocineros, reportando al gerente general del Athenee Palace Hilton Bucharest.

Un chef venezolano en Bucarest
Como chef ejecutivo del hotel, el Jesús Vergara es el responsable de diseñar, implementar y supervisar la operación de todos los platillos que se sirvan en el hotel, restaurantes, desayunos, meriendas, banquetes y caterings, además debe velar por el logro de los objetivos financieros del hotel, lo que implica el control de costos de alimentos y nómina.

Jesús Vergara también es el encargado de reclutar, entrenar, mantener y guiar al personal, y promover el hotel, reunirse con clientes, hacer exhibiciones, degustaciones, escribir contenido promocional, etc.

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